32. Depresión

 


DEPRESIÓN

Te transformas en marioneta de tu otro yo 
porque él te ha convencido que posee la razón.
Todo te lo cuestiona, lo que hace que 
te sumerjas en una agonía de insatisfacción.


Este cuadro lo realicé en enero del dos mil veintiuno. Para su elaboración necesité cartón, cuerda y ramas de mi jazmín.


Nutriéndose de lo que hicimos o dejamos de hacer, le damos vida a una desazón
que se revuelca en acciones caducas y ya inexistentes, 
haciendo que broten rencores y angustias, 
que nos provocan inseguridades y nos empequeñece. 

Si tardamos en dejar de lado ese pasado obsoleto de un argumento repetitivo
                                                       la tristeza se expande y se enraíza.


Levantando la mirada
conseguimos vislumbrar la luz.